“Por la Gracia del Señor…”
Por la gracia del Señor nací en un hogar cristiano, crecí en el temor de Dios y el me hizo comprender que necesitaba un Salvador por medio de su palabra y yo creí en ella. Efesios 1:13 nos dice: En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa.
Pase mi adolescencia en la casa del Señor tratando de ser ayuda para mi iglesia, pero aún me faltaba mucho por conocer a Dios.
A la edad de 24 años mi madre falleció y ese suceso fue un golpe duro a mi fe, porque yo solo entendía una fracción del poderoso obrar de Dios. Con este acontecimiento mi alma entro en una gran congoja y conflicto interno por servir a Dios, hasta que un día deje de participar en mi congregación y de perseverar en la fe. Pero Dios que es rico en misericordia no me dejo correr muy lejos y me recogió con amor y misericordia; sin duda no volví en la misma condición en la que me había ido, pero Dios restauro mi vida, me perdonó y limpio mis vestiduras, esas que por la fe un día había puesto cuando yo creí que Él era mi Salvador y me ha ido enseñando que todo lo que Él hace a nuestra vida obra para nuestro bien.
Sigo caminando y perseverando en la fe, solo por su gracia, porque he seguido viviendo cosas difíciles en mi vida pero con la fe fortalecida en su misericordia he logrado salir adelante.
Todo lo que soy y lo que hoy pueden ver es la obra de Dios en mi vida.
“Cree en el Señor Jesús y serás Salvo tú y toda tu casa…”
Siendo una niña, con 6 años aproximadamente, llevaba una vida sin necesidades económicas, pero falta de amor y afecto, rodeada de violencia intrafamiliar. A mis padres no les gustaba el evangelio, según ellos era lo peor de la vida, que esas personas no tenían nada que hacer y que jamás nosotros seriamos evangélicos.
Un día mis vecinos que vivían frente a mi casa, me invitaron a su iglesia, a las clases bíblicas visualizadas, mis padres me dejaron ir porque era algo solo para niños. Ese día conocí mi iglesia, y encontré que era un lugar extraordinario, dónde encontraba paz y me sentía muy bien. En mi casa todo seguía igual, yo comencé a asistir a la iglesia todos los días sábados a estas clases que me hacían sentir tan bien, y dónde escuchaba la palabra del señor, un día el predicador dijo que, en la palabra de Dios, la biblia, había muchas promesas, y una de ellas decía: “Cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y toda tu casa”, en mi preocupación constante que llevaba en mi vida y en mi corazón le pedí a Dios que cambiara mi vida, y que alcanzara también a mis padres y familia y yo le serviría.
Dios en su infinito amor, fue tomando los medios para que cada uno de mis familiares pudieran acercarse a él y aceptarlo en su vida. Mi madre aburrida de la vida que llevaba, quiso atentar contra ella, y pensó que suicidándose encontraría descanso, pero cuando ella iba a proceder, siente una voz muy fuerte, que le dijo: esa no es la solución, ella miró para todos lados pensó que se había vuelto loca, y así Dios la llamó a su santo evangelio, llegó a la iglesia donde yo iba, tuvo un encuentro con Dios, y le sirvió hasta su último día de vida.
Ya éramos dos que Dios nos había llamado, faltaba mi padre y mi hermana, siempre yo confiando en sus promesas, un día mi hermana iba de camino a su colegio, y se cae de la micro, lo cual le provoco un problema en su cabeza, dónde perdía la memoria y cambiaba de ánimo de un momento a otro, estuvo algunos meses así, junto a mi mamá empezamos a orar por ella para que Dios obrara misericordia, comenzamos a llevar sus pijamas en una bolsita para que ungieran su ropa, con la fe y confianza que al usarla, Dios obraría en su vida, y así fue, un día mi buen Dios obra sanidad en mi hermana, ella acepta a Dios como su salvador y desde ese día cambio su vida,¡ Gloria a Dios!.
Nos quedaba mi padre, él no quería nada con el evangelio, como a él le gustaba beber licor, un día consumió un licor muy fuerte y le provocó una herida estomacal, una ulcera, que lo llevó a un cáncer estomacal, ahí cuando supo que le quedaban 3 meses de vida, sintió en su corazón que era el momento de tener un encuentro con Dios, y Dios que ama al pecador, una noche en revelación de sueño, le muestra a mi mamá que debía darle a mi papá, unas hierbas en ayuna, por 7 días, y asi él podría ser sano, mi mamá le contó el sueño que había tenido a mi padre y él creyó que Dios le podía sanar y para honra y gloria de Dios, así fue, después de consumir esas hierbas, fue a control médico y para asombro de los doctores, estaba completamente sano, su cáncer había desaparecido y su estómago estaba normal.
Desde aquel bendito día, en el cual Dios cumplió su promesa en mi vida, comenzamos a servir al señor con toda mi familia, a engrandecer su nombre y a reconocerle a él como único y personal Salvador.
Transcurrieron los años, y cuando cumplí 11 años, un día sábado en una media vigilia, Dios me da la salvación y perdona mis muchos pecados, haciéndome ahora su hija legitima, comprada a precio de sangre, ese día recibí el regalo más hermoso y preciado en mi vida, ser una hija de Dios. Fui creciendo en la iglesia, siempre sirviendo al Señor con gratitud en mi vida por esta obra maravillosa que había realizado, por el cambio de vida que había tenido.
Han pasado 38 años desde ese hermoso día, Dios me concedió un esposo y cuatro hijos, con los cuales hasta este día puedo decir:” Yo y mi hija servimos al Señor”
La honra y la gloria sean dadas a Dios por su gran amor y misericordia hacia mi vida y mi familia.
Amén.
Ayleen Mella, Psicopedagoga SEP nos relata un hermoso testimonio de sanidad. Escúchalo para, que tu fe sea aumentada. Dios te bendiga
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”
“¡Oh Dios, que hermoso es pensar en lo grande que eres, y me puedo alegrar
al saber que en todo estas tú!”
. Al mirar hacia atrás puedo reconocer que siempre ha estado conmigo y que su voluntad es perfecta, porque cuando he clamado siempre me ha respondido, ha sido mi ayudador, mi fortaleza, mi guía y mi luz. A través de Él he comprendido lo maravilloso de que cada día, cada año, cada
enseñanza y experiencia llevada por la vida, y que cada amor entregado y recibido es una Bendición.
Lo amo y agradezco porque me ha permitido vivir 31 años tomada de su mano y llegar a la etapa de mi vida en la que estoy. Puedo destacar lo largo de la vida el apoyo incondicional de mis padres, los
cuales escogió Dios para bendecir mi vida; ellos me han guiado por el camino de Dios y sus consejos fueron de gran importancia para mi vida, destacando entre ellos que siempre mi mirada esté puesta en Dios el creador de todas las cosas, así como también a lo largo de la vida siempre resonando el consejo que Dios también dio a Jeremías; “Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos”, ya
que en ocasiones debemos tomar decisiones, entendiendo que estas deben estar a la luz de la palabra y a su vez reconociendo que todo lo que somos y lo que esperamos ser, se lo debemos a Él.
Hoy solo puede agradecer a Dios por todo lo hermoso que me ha regalado, porque puedo decir que soy su hija desde antes que se formara el mundo, Dios me escogió, gracias por la familia y las hermosas personas que ha puesto en mi camino. “¡Grande Dios es tu fidelidad! Cada momento la veo en mí, nada me faltapues todo provees y por los siglos mi Padre serás”. ¡Lo amo!
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará” …
