Autocontrol
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
2 Timoteo 1:7
El ser humano, cuando experimenta un encuentro genuino con nuestro Señor y Salvador Jesucristo, experimenta un cambio radical en su esencia, dado que la obra de redención nos permite ser participantes de la naturaleza divina por medio de la porción del Espíritu Santo que viene a morar en nosotros. Por lo tanto, el fruto que el mismo Espíritu produce en nosotros nos permite desarrollar el dominio propio, también señalado como autocontrol. Este autocontrol es la capacidad interna de dominar nuestros impulsos y, a su vez, nuestras acciones.
En este sentido, en la sociedad actual, donde los límites se transgreden con facilidad, es fundamental que cada cristiano desarrolle el autocontrol, medido con los parámetros que plantean las Escrituras y que, sin duda, superan en su exigencia lo que este mundo considera aceptable. De esta manera, los hijos de Dios debemos destacar por el dominio que podemos alcanzar en todas nuestras áreas, no por una capacidad intrínseca nuestra, sino por la dirección que nos entrega la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.
“Como ciudad derribada y sin muro Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda”
Proverbios 25:28
Para desarrollar el autocontrol de manera práctica, es fundamental:
- Meditar diariamente en la Palabra de Dios: La Biblia es nuestra guía y nuestro manual de vida. Al meditar en sus enseñanzas, renovamos nuestra mente y fortalecemos nuestra voluntad.
- Orar sin cesar: La oración es nuestra línea de comunicación directa con Dios. Al orar, recibimos su fuerza y su dirección para resistir las tentaciones.
- Participar de la comunión con otros creyentes: La comunidad cristiana nos brinda apoyo y aliento en nuestro caminar con Dios.

Karina Inostroza
Coordinador espiritual
Colegio Hoover La Cisterna